Respirar profundo, cuidar el agua
- moni
- 5 jul
- 1 Min. de lectura
Una florista que bucea a pulmón
Antes de ser florista, soy apneísta.
Mi otra vida transcurre bajo el mar, donde el silencio pesa, la luz baila, y la belleza se siente con todo el cuerpo.
Buceo libremente por el Caribe, a pulmón, sin tanques, escuchando solo los latidos de mi corazón mientras me fundo con el agua. Ese contacto tan íntimo con el mar me enseñó a respetar lo que no siempre vemos: la fragilidad de los ecosistemas, la urgencia del cuidado, y el dolor de ver cómo algo tan sagrado como el agua está siendo contaminado.
Por eso, cuando decidí dedicarme al diseño floral, supe que debía ser coherente con lo que siento cada vez que me sumerjo. No podía usar espuma floral. Ese bloque verde, tan común en arreglos, es en realidad plástico de un solo uso que termina deshaciéndose en microplásticos invisibles… que van a dar, sí, al mar. Al mismo mar donde buceo. Al agua que respiro, que me sostiene.
En Moni elegimos otras formas. Usamos estructuras reutilizables, mallas de gallinero, bases nobles, mecánicas limpias. Diseñamos con conciencia. Porque no se trata solo de flores bonitas. Se trata de qué dejamos atrás cuando la belleza se va.
Sumergirme me recordó algo esencial: todo lo que tiramos al mundo, tarde o temprano vuelve a nosotros. Y yo, que amo el agua, no quiero llenarla de basura por una flor que duró un par de días.
Diseñamos con respeto.
Respiramos profundo.
Y dejamos que la naturaleza hable.
With much love
Moni

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